Por primera vez en catorce años, Japón mete un velocista en la final de los 200 metros del Campeonato del Mundo.
En la segunda semifinal, Abdul Hakim Sani Brown dio el batacazo al vencer y dejar afuera al jamaiquino Yohan Blake -ex campeón de la especialidad y ganador del oro en la posta 4×100 en los olímpicos de Río- y quedarse con la segunda posición al repetir su mejor marca personal (20.43).
De padre ghanés y madre nipona, “la gran esperanza de la velocidad asiática”, a los 18 años y 156 días, se convirtió en el hombre más joven de la historia en alcanzar una final mundial en los 200 metros (con un toque de suerte, ya que fue el único de los ocho en no bajar los 20:30 en las semis).
“Fui suertudo al lograrlo”, asegura un chico que se proclamó en Cali campeón del mundo junior de 100 y 200 metros.
Nacido en Fukuoka y formado en Josai High School de Tokio de la mano de Takahiko Yamamura, cuando solo tenía 10 años fue alentado a practicar atletismo por su madre Akiko, antigua velocista, “ya que no era bueno para los deportes en conjunto”.
Abdul Hakim Sani Brown ha ido progresando en sus marcas de una manera evidente al mismo tiempo que pule detalles y, si bien será todo un suceso en su carrera la participación en la final de hoy, su meta realmente está en 2020, de local en Tokio, donde quizás pueda –tras el nuevo mapa atlético- luchar por las medallas.