Pasaron 17 años desde que Maurice Greene logró convertirse en el rey de la velocidad bajo techo hasta que Christian Coleman el 20 de enero rompió la marca mundial (aunque su tiempo no había sido homologado por no haberse realizado con tacos electrónicos de salida), y ahora paró el crono de los 60 metros indoor, durante el Campeonato Nacional de Estados Unidos, en 6.34 para demostrar que lo de hace un mes no fue una cuestión de suerte.
Después de ganar el año pasado la medalla de plata en los 100 metros en el Mundial de Londres, y de lograr un PB de 9.82, Coleman se perfila como uno de los posibles grandes protagonistas de la era post Bolt.
El velocista de 21 años se impuso su serie con 6.46 y en semifinales, rebajó el tiempo a 6.42 para “volar” en la final. Partió con un tiempo de reacción de 0.149, pero progresó, zancada a zancada, hasta cruzar la meta en 6.34.
“Sólo pensaba en ganar la carrera. Tengo que mejorar mi salida. Al final fue un día especial, porque hice otra vez el récord”, declaró el norteamericano que aspira a ratificar su dominio durante el Mundial de Pista cubierta de Birmingham, que comienza el 1 de marzo.